2009-05-03

El buen pastor

4º domingo de Pascua -ciclo B-
“Yo soy el buen pastor. El buen pastor da al vida por las ovejas. Tal como el Padre me conoce y yo conozco al Padre, yo reconozco a mis ovejas y ellas me reconocen, y doy la vida por ellas.”
Jn 10, 11-18

Jesús se define a sí mismo. Entiende que su misión a favor de su rebaño es dar la vida por él. Y con sus palabras pone de manifiesto varias características importantes que revelan el corazón del buen pastor.

Conocer desde el corazón

Una es el conocimiento: conoce a sus ovejas y ellas reconocen su voz. El buen pastor es el sacerdote de una comunidad; son unos padres ejerciendo su papel educador hacia sus hijos; es un buen catequista y lo son todos aquellos que, en nombre de Dios, trabajan para que los demás descubran el valor de la fe. Por tanto, un factor importante es conocer a la persona.

Conocer al otro significa entrar en su corazón y descubrir sus anhelos más profundos. Significa quererlo, estar dentro de él, discernir cuáles son sus necesidades y sus demandas en su crecimiento espiritual. Conocer es saber cómo es realmente el otro. Por eso no puede haber una profunda sintonía entre el pueblo de Dios y sus pastores sin comunión y confianza mutua. Esto es condición necesaria para ejercer con plenitud la labor de cuidar a los que Dios pone a nuestro lado.

Conocer también va más allá del saber intelectual. Es un conocimiento que parte del amor y de la libertad.

El buen pastor entrega su vida

Otra característica fundamental del buen pastor es que está preparado para dar su vida, para entregarse a sus ovejas. Y lo hace libremente y en profunda comunión con Dios Padre. Jesús nos habla de la comunicación entre él y su Padre. Para él, esta relación es fundamental en la vida ministerial. No podemos ejercer una labor de pastoreo sin una conciencia plena de íntima amistad con Dios, hasta llegarlo a llamar Padre, como algo muy nuestro.

Los pastores de la Iglesia tienen que sentir muy suyo el rebaño —no son asalariados—, porque el ejercicio de su ministerio es un don que les viene de Dios.

Cuando se dan estas condiciones de conocimiento y responsabilidad, las ovejas siguen la voz del pastor, porque ven en él a un referente, un punto de apoyo. Confían plenamente en él porque su testimonio, su vida, les dan pruebas de su compromiso.

El rebaño es universal

“También tengo ovejas de otro rebaño”, dice Jesús. Con estas palabras, nos da a entender que su misión no se limita al pueblo de Israel. De hecho, él también predicó y trató con samaritanos y romanos. Su labor no supone una relación exclusiva y cerrada con los suyos. Muchas gentes siguen a Cristo sin formar parte de un grupo determinado. En el Cristianismo se dan diferentes confesiones; él es el pastor de todos, nos une una sola fe. Jesús está hablando de la comunión de todos. La Iglesia es una y uno es el pastor: Cristo. En la medida que los líderes religiosos se identifiquen y trabajen con él, estarán aglutinando al pueblo y conduciéndolo a Dios. La comunión está por encima de las diferencias ideológicas, religiosas, culturales… porque lo primordial y el centro de nuestra acción es Jesús. Cuando pesan más las doctrinas que la persona de Jesús estamos desdibujando el cometido del buen pastor.

Siempre desde la comunión

El sacerdote no ejerce su pastoreo solo, ni tampoco lo hace únicamente desde sus convicciones intelectuales, culturales y espirituales, sino que actúa desde la profunda comunión con Dios. Si no es así, acabará convirtiéndose en un mero líder religioso, más o menos carismático, que hablará de sí mismo. Y nos recuerda el evangelio que no venimos a dar testimonio de nosotros mismos, sino que estamos revelando un mensajes que no es nuestro, sino de Dios, y lo hacemos a través de la Iglesia.

Podemos caer fácilmente en la arrogancia de pensar que, por ser pastores, estamos por encima de todos. Podemos incurrir en la petulancia espiritual de creernos superiores por nuestra responsabilidad o nuestro cargo. La firmeza, la humildad y la comunión tienen que ir de la mano para poder ejercer con seriedad nuestra dignísima misión de llevar a Cristo a todos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen post, estoy casi 100% de acuerdo contigo :)