2009-10-24

¿Qué quieres que haga por ti?

30º domingo tiempo ordinario —B—
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:
—Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí…
Mc 10, 46-52


Esta lectura de hoy, impresionante, nos habla de ese momento intenso en la vida de las personas en el que se unen dos fuerzas: la voluntad de Dios y el anhelo del ser humano. En el breve diálogo entre Jesús y Bartimeo se condensan ambas realidades: «¿Qué quieres que haga por ti?». «Maestro, que pueda ver». No sería posible esta convergencia de voluntades sin una confianza sin límites, sin fe. En ese momento, se produce el milagro. Dios toca nuestra vida y todo queda transformado. Dios cura, libera, desata.

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2009-10-16

He venido a servir

En el evangelio de hoy continuamos viendo las discusiones de los apóstoles, ávidos de supremacía sobre los demás, y la pugna que Jesús mantiene con ellos para mostrarles, una y otra vez, que su misión no es mandar, sino servir; su poder no es la dominación, sino el amor. Y que el más grande no será quien busque mayor gloria, sino aquel que sepa entregarlo todo hasta el límite.

Es una lección de humildad tan actual hoy como en tiempos de los primeros apóstoles. Seguir leyendo aquí...

2009-10-10

El joven rico

28 Domingo Tiempo Ordinario -ciclo B-
Mc 10, 17-30

En este evangelio vemos como Jesús, una vez más, parte de la Ley judía para dar un salto más allá. Ante el joven rico, buen cumplidor de los preceptos, que quiere heredar "la vida eterna", Jesús le plantea una llamada mucho mayor: Toma tus bienes, véndelos y sígueme.

Con estas palabras, que pocos entendieron, Jesús nos dice que para alcanzar el cielo no basta cumplir unas normas, sino entregarse, en cuerpo y alma, a Dios. Y él, como buen Padre, no dejará de responder.

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2009-10-03

Serán los dos una sola carne

27º domingo tiempo ordinario —B—
“Por vuestra terquedad dejó Moisés escrito este precepto. Al principio de la Creación, Dios los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.
Mc 10, 2-16


Aquí tenemos otra lectura que puede prestarse a lecturas polémicas o a malentendidos. Los fariseos ponen a prueba a Jesús con un tema muy delicado: ¿es lícito divorciarse?

En las circunstancias de nuestro mundo de hoy el tema aún es más espinoso. Se suele apelar al bien de las personas para justificar leyes que puedan favorecer su libertad para separarse, cuando la convivencia se hace insoportable o difícil. Aparentemente, son leyes comprensivas y humanitarias. Pero Jesús menciona, en cambio, la “dureza de corazón” que se esconde tras ellas. Jesús no pide sacrificios absurdos a las personas, pero va mucho más allá de la ley y nos habla de un matrimonio que no es un simple contrato o unión de necesidad, sino una llamada a compartir la vida con el otro, movida por el amor y bendecida por Dios.

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