
El bautismo de Juan es necesario: supone una ascesis liberadora, un ejercicio de humildad, de renuncia al poder, al afán de dinero y a la codicia material. Sus consejos a las gentes forman parte de una ética básica y universal, necesaria para garantizar la justicia y la buena convivencia. Son recomendaciones que también invitan a dejar lugar a Dios en nuestra vida. Para limpiar nuestro interior, es necesario un esfuerzo por nuestra parte. Pero Juan ya predice que hará falta otro bautismo para convertirnos.
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