2009-10-03

Serán los dos una sola carne

27º domingo tiempo ordinario —B—
“Por vuestra terquedad dejó Moisés escrito este precepto. Al principio de la Creación, Dios los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.
Mc 10, 2-16


Aquí tenemos otra lectura que puede prestarse a lecturas polémicas o a malentendidos. Los fariseos ponen a prueba a Jesús con un tema muy delicado: ¿es lícito divorciarse?

En las circunstancias de nuestro mundo de hoy el tema aún es más espinoso. Se suele apelar al bien de las personas para justificar leyes que puedan favorecer su libertad para separarse, cuando la convivencia se hace insoportable o difícil. Aparentemente, son leyes comprensivas y humanitarias. Pero Jesús menciona, en cambio, la “dureza de corazón” que se esconde tras ellas. Jesús no pide sacrificios absurdos a las personas, pero va mucho más allá de la ley y nos habla de un matrimonio que no es un simple contrato o unión de necesidad, sino una llamada a compartir la vida con el otro, movida por el amor y bendecida por Dios.

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