2009-11-07

Dar mucho de lo poco

32 domingo tiempo ordinario -B-

En tiempos de crisis, cuando parece que el ahorro vuelve a ser un valor en alza, también podemos caer en un exceso de cicatería y estrechez de miras, mirando por el bien propio y olvidando que muchos otros sufren necesidad, aún mayor que la nuestra.

Las lecturas de este domingo nos hablan de dos viudas pobres que, pese a sus carencias, supieron dar lo poco que tenían. Su actitud es una llamada a la generosidad.

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1 comentario:

jose antonio dijo...

La generosidad es una de las virtudes humanas más hermosas. El generoso vive su relación con las cosas desde una perspectiva de condición, de apertura a los demás. No se encierra en sus intereses, no agota su existencia en la búsqueda del propio placer, en el acapararlo todo para sí. El generoso descubre las necesidades del otro, ve las cosas materiales como medios para servir, para dar, para establecer lazos de amistad.
¿Cómo lograrlo? ¿Qué hacer para que los hijos aprendan a ser generosos, para que rompan el cerco del egoísmo, para que sepan vivir sinceramente interesados por los demás?
El cariño verdadero buscará maneras para que el hijo se abra a la generosidad desde pequeño. Con su ejemplo, el padre le hará ver que todos hemos de ayudar a poner la mesa o a retirar los platos. La madre le permitirá descubrir lo hermoso que es dejar la silla más cómoda a los otros. El hermano mayor, si ha aprendido a ser generoso, buscará maneras para que sus juegos no sean sólo suyos, sino que puedan ser usados por los otros hermanos.
La generosidad debe ser una de las más importantes tareas educativas para cualquier hogar. Lo que los niños son ahora marcará la vida de jóvenes y de profesionistas del mañana. Vivimos en un mundo con demasiado egoísmo como para que también en casa falten toques de cariño que nacen de corazones generosos.