2006-09-10

¡Abrete!

El milagro es la apertura

En su incansable itinerario, Jesús llega a tierras paganas y frías religiosamente, la región de Tiro y Sidón. Allí le presentan a una persona sorda y muda. Jesús siempre desea que el que sufre recobre la calma, la paz y la alegría. Esta es su misión: dar vida, abrir el corazón y la mente para que los oídos se abran y la lengua se desate para alabar a Dios.

¡Ábrete! Así exhorta Jesús al sordo y mudo, antes de curarlo. Con estas palabras, Jesús también nos habla a los cristianos de hoy. La actitud de apertura significa dejar a un lado el ensimismamiento y la cerrazón. Abramos nuestro corazón a Dios, a la vida, al esposo o esposa, al amigo, a la sociedad, al mundo entero.

El sordo no es sólo el enfermo. Es también el que no quiere oír. Para abrirse es necesario dar un vuelco a nuestra vida y cambiar radicalmente.

A menudo la rutina nos ensordece y nos impide leer el sentido profundo de la historia y de la vida cotidiana. Cuando la persona se abre se produce un milagro. En psicología se conoce bien este proceso. Es cuando la persona se abre y expresa lo que lleva dentro cuando puede ser ayudada.

Jesús mete sus dedos en los oídos del sordo. Más allá del prodigio sobrenatural de la curación, el auténtico milagro es la apertura. Cuando uno se abre a la vida su energía estalla en su interior y aflora en el exterior.

El reto de hablar

Dios es un gran terapeuta. Quizás no somos conscientes de que no vemos ni oímos lo suficiente. Tampoco hablamos lo bastante de Dios. Todos somos, en cierto modo, sordos y mudos.

¡Cuántas veces no queremos oír ni escuchar! Porque escuchar puede implicar un cambio radical en nuestras vidas y no queremos cambiar. También se nos hace cuesta arriba hablar: nos cuesta asumir el compromiso de evangelizar. Tenemos un buen pretexto. Si somos tan imperfectos y pecadores, ¿quiénes somos para predicar? La excusa nos tienta a callar, cuando deberíamos prorrumpir en alabanzas a Dios por todo cuanto nos ha dado.

¡Y nos ha dado tanto! Nos ha dado el olfato para sentir la fragancia de las flores, el tacto para dejarnos acariciar por la brisa y por una mano amiga, la vista, para contemplar la belleza de tantos amaneceres... Todos los sentidos nos hablan de los dones de Dios. Estallamos en comunicación. Pero, con el tiempo, nos vamos anquilosando y perdemos facultades. Dejamos de escuchar, de ver, de sentir. En cambio, tragamos cientos de mensajes, ruido y tonterías que nos invaden por la calle y los medios de comunicación. Nuestros sentidos están embotados, y también nuestra sensibilidad. No ejercemos, tampoco, nuestros sentidos espirituales. En cierto modo, somos ciegos y sordos, discapacitados espirituales.

El evangelio de hoy nos invita a cantar, alabar, hacer poesía de la creación, de la ternura, de los seres amados, de todo aquello que Dios nos regala cada día. Necesitamos abrir nuestro corazón, nuestra inteligencia, nuestro espíritu, para llenarnos de Dios y recuperar todos nuestros sentidos, para su mayor gloria.

1 comentario:

Josep Antoni dijo...

La palabra es la manifestación más elevada de la naturaleza humana. Ella expresa una idea, que puede generar otras ideas. En este sentido, la comunicación conecta las partes más profundas del ser con el mundo externo como un juego complejo que consiste en jugarse la vida conociendo primero lo que se quiere obtener, lanzando ideas que materialicen en proyectos los ideales del espíritu, materializando lo abstracto en mensajes concretos y que finalice el proceso consiguiendo los logros materiales.

Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza por lo tanto le otorgó su capacidad creadora. Esta posibilidad se sostiene en la primera persona de los verbos creer y crear. Si yo creo en mi origen divino puedo crear. Y la palabra es el vínculo y el lazo que permite transformar espíritu en materia en un reciclaje continuo.
Es el momento para preguntar sobre la comunicación interior y sobre la misión en la vida. La verdad tiene un gran poder liberador ya que cuando la persona se descubre, su potencia crece.No se puede no comunicar, lo hacemos aún estando en silencio, con nuestros actos que no deja de ser comunicación visual, palabras en el silencio, tenemos que transmitir la palabra no solo con nuestra boca, también la transmitiremos con nuestros gestos, nuestros actos.

Para mí los secretos de la comunicación son : escuchar la voz interior , saber claramente lo qué se quiere comunicar , que antes que hablar hay que escuchar. Tenemos 2 orejas y una sola boca para que escuchemos el doble de lo que hablamos. Al percibir al otro se debe poner una alta atención