2007-01-07

Fiesta de Reyes

La búsqueda de Dios es universal
Esta es la fiesta de los que buscan sentido a sus vidas. Los magos, sabios y científicos de su tiempo, buscaron y encontraron una estrella que los guió hacia la cueva de Belén. Cuántas personas viven en la oscuridad, buscan la luz y no la encuentran. En sus vidas no hay esperanza.

Para los cristianos el futuro existe: es Cristo, Dios, la Iglesia. El futuro está en trascender de nosotros mismos. Muchas personas caminan a tientas sin que nadie las oriente. Desean crecer, encontrar la fe, encontrarse con Dios. Y no siempre encuentran esa estrella que los guíe. Los magos son imagen de toda la humanidad, todos los continentes, todas las culturas en busca de Dios.

Todo ser humano está llamado a conocer a Dios. Esta es la fiesta de la universalidad en la búsqueda del mensaje evangélico.

El evangelio de hoy representa un abrazo cultural de todos los pueblos. Todos están llamados a recibir esa inmensa alegría que llenó a los magos, cuando vieron la estrella posarse sobre el establo de Belén.

Nuestro mejo regalo: entregarse

Hoy es una fiesta hermosa. Recuperemos el sentido religioso de la ofrenda, del obsequio. Los mejores regalos que podemos ofrecer son la transferencia de valores, la donación de nuestro tiempo, brindar un sentido a la vida, dar esperanza. Cada uno de nosotros es un mago que puede regalar a quienes le rodean aquello que les falta: alegría, confianza, afecto, consuelo, tiempo, experiencias religiosas…

¿Hemos dedicado bastante tiempo a la familia, a la comunidad, a la Iglesia, a nuestros hijos? ¿Hemos regalado nuestra experiencia y sabiduría? Lo mejor que podemos dar es el tesoro que llevamos dentro. Y, de esto, lo mejor es el amor. Más que juguetes y regalos, los niños necesitan ternura, afecto, creatividad, educación, valores, compañía de sus padres, de la Iglesia, de la sociedad.

Durante estos días festivos, se da un enorme gasto económico. Los cristianos deberíamos ser muy conscientes. Si tan sólo destináramos el 10 % de lo que consumimos y gastamos a obras sociales, o a contribuir a sostener la gran labor de las misiones, ¡cuántos problemas ayudaríamos a paliar!

Del pesebre a la eucaristía

Cristo es el gran regalo que cambia nuestra vida. Ese Niño Dios se nos hace pan y comida. Cada día que venimos a la Eucaristía, los cristianos contemplamos el misterio del Dios que se hace sacramento para que su presencia sea eterna entre nosotros. La fiesta de los Magos, que nuestra civilización ha convertido en un acontecimiento social donde los regalos tienen el protagonismo, tiene un sentido espiritual: el mayor regalo es la donación de Jesús. Dios se nos hace presente a través de él, y muchas son las gentes que lo necesitan. Cada cristiano que se regala a sí mismo, como Jesús hizo con su propia vida, es el mayor obsequio. Seamos Reyes Magos para los demás.

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