Celebramos hoy la fiesta de la maternidad de Dios. Es la fiesta de una mujer que abrió sus entrañas para hacer posible el misterio del verbo encarnado, el misterio de ese Dios que necesita de la humanidad y de María para hacerse presente en medio de nosotros. Para los cristianos, es importante comenzar el año celebrando la fiesta de la primera creyente, la primera que supo abandonarse y confiar totalmente en Dios.
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