2009-09-12

Tomar la cruz, salvar la vida

El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
Mc 8, 27-35

Para muchos de nosotros es fácil reconocer y proclamar la gloria de Jesús. A todos nos deslumbra la luz del Tabor y todos queremos disfrutar las delicias del cielo. Pero, qué poco dispuestos estamos a aceptar la cruz. Jesús nos hace descender del monte y tocar en profundidad la tierra. En la vida todos tenemos nuestras cruces. La gran tentación es abandonarse al desespero, al temor o al odio. Quizás la cruz más pesada sea aceptar nuestra propia realidad, con sus límites y con las vicisitudes que se nos presentan. Pero los cristianos tenemos una certeza. No estamos solos en nuestro camino. Jesús cargó con la cruz más pesada, y sigue haciéndolo hoy. Nosotros, a su lado, caminaremos como Cirineos, sabiendo que contamos con su ayuda.

Por eso, vivir en coherencia con nuestra fe no debe asustarnos. Sabemos que el mundo nos crucificará, quizás no literalmente, pero sí de otras formas. Sin embargo, Jesús nos recuerda que “quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará”. Vivir aquello que creemos es una experiencia densa y bella que supera todas las cruces del mundo.

Continuar leyendo aquí.

No hay comentarios: