Tras leer el texto del profeta Isaías en la sinagoga, Jesús ve cómo todos sus congéneres de Nazaret quedan maravillados de sus palabras. Pero cuando su discurso se torna exigente, la multitud pasa de la admiración a la crítica y al deseo de matarlo. No es ajeno a la suerte que padecieron los profetas. El desprecio, la incomprensión y los celos brotan hacia él. Envidia y desprecio que se irán fraguando hasta llegar a una hostil actitud de rechazo.
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1 comentario:
Pero como este año Dios lo ha presentado como un año de redención, y redimir de alguna manera es re-conquistar, estoy seguro de que una de las cosas que Dios quiere es que este oficio ministerial recupere su pureza y eficacia.
Necesitamos que se levanten los profetas como Natán o como Juan, llamados a confrontar aún a los poderosos incluso poniendo su vida en serios riesgos por causa del mensaje que portaban.
Bueno sería que los profetas de oficio que Dios está levantando en este tiempo se animen a ejercer, sabiendo de antemano que no tendrán honra muchos menos prestigio, no serán personas populares, pero nadie, absolutamente nadie podrá decir que Dios no ha estado hablando por boca de ello
Creo que por muchos años nuestro enemigo común se las ha ingeniado para eliminar al profeta genuino de las filas de la iglesia, por algo será, y se que no estoy equivocado si digo que a través de esta frase tan popular se le ha hecho mucho daño a este preciado oficio.
Mira que las palabras de Jesús no fueron esas sino que el dijo:
NO HAY PROFETA SIN HONRA SINO EN SU PROPIA TIERRA. (Mateo 13:57)
Amiga, amigo: sé profeta también tú, a tu manera, como puedas, donde estés.
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