Proverbios 8, 22-31
Salmo 8
Romanos 5, 1-5
Juan 16, 12-15
Homilía reflexión
Jesús, a ti te vieron y te conocieron muchos. Hoy te acogemos,
te escuchamos, te comemos… Y tú siempre
nos hablas del Padre. De él vienes y tu misión es hacer su voluntad. Tú y el
Padre sois uno: todo lo suyo es tuyo. Y todo lo vuestro nos lo das. Nos abres
las puertas de ese amor tan grande, y nos incluyes en esa familia divina.
Nunca nos dejas solos. El Espíritu se queda con nosotros. En
el Espíritu estáis tú y el Padre. Los tres, en uno. Tenemos un solo Dios… Un
Dios muy especial, en tres personas. La divinidad no es una soledad, sino una
comunidad.
Por eso la imagen de Dios no es un hombre o una mujer,
solos, sino una unión de amor. La mejor imagen de Dios son dos, o más, que se
aman. La mejor imagen de Dios es una familia, una comunidad, una iglesia.
Desde ese amor que une lo comprenderemos todo. Nos
comprenderemos a nosotros mismos, comprenderemos a los demás, al mundo, a toda
la creación. Y comprendemos a Dios.
Quien conoce a Dios se conoce a sí mismo. Quien comprende a
Dios comprende al hombre. Quien ama a Dios aprende a amar a la humanidad
entera. Esta sabiduría no va del hombre a Dios, sino de Dios al hombre. Nace de
él. Nosotros sólo necesitamos abrirnos a la gracia.
Trinidad: un amante, un amado, un amor. El Padre ama, el
Hijo es amado, y el amor que los une, recíprocamente, es el Espíritu.
Ese amor se derrama sobre el mundo y sobre nosotros. No sería posible si no fuera un amor dinámico,
que se mueve entre los tres. Y no sería posible un amor dinámico si sólo
hubiera una persona.
Por eso Dios, que es amor, se despliega en tres. Y los tres
se abren al universo, creándolo, sosteniéndolo, amándolo… y rescatándolo. Dios no
abandona su creación, y menos a su criatura. Por eso manda a su Hijo, nunca
para juzgar, sino para defender. Nunca para condenar, sino para rescatar.
Loado seas, Señor Dios, Padre bueno, fuente de nuestro ser.
Loados seas, Señor Dios, dulce Jesucristo, luz del corazón.
Loados seas, Señor Dios, Espíritu Santo, fuego que nos
enciende.
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