2015-12-03

Allanad los caminos

2º Domingo de Adviento - C

Baruc 5, 1-9.
Filipenses 1, 4 - 6. 8-11.
Lucas 3, 1-6.

Las lecturas de hoy nos hablan de una espera gozosa. El profeta Baruc ve un día glorioso en que Jerusalén dejará atrás su luto y sus derrotas para resplandecer con la presencia de Dios. Ponte en pie, Jerusalén, contempla a tus hijos. El Señor allanará los caminos. Serán días de fiesta y de luz: Israel experimentará que es amado tiernamente por su Dios.

San Pablo en su carta a los filipenses anima a una comunidad que ya está viviendo el Reino, pero que también espera la llegada definitiva de Cristo. Mientras tanto, ¿qué hacer? Seguir creciendo en el amor, perseverar en la justicia y en los valores.

Espera activa y alegre: esta es la actitud para hoy, domingo segundo de Adviento. Los profetas anunciaban promesas que colmarían las aspiraciones de paz y justicia del pueblo. Los apóstoles exhortan a los cristianos a mantenerse fieles, porque también hay una promesa. El cielo en la tierra no está completo, es un proyecto en construcción, que gime con dolores de parto. Para quien solo ve el presente del mundo, tan lleno de guerras, injusticias y tormento, no parece que haya motivos para alegrarse. Pero si elevamos la mirada al cielo y leemos la historia con ojos trascendidos veremos que todo tiene un sentido, y que Dios no puede dejarnos abandonados. 

¿Queremos pruebas? La presencia amorosa de Dios es más que un deseo, una ilusión o un invento para consolar a los ingenuos. Lucas, con precisión de historiador, comienza a redactar su evangelio citando fechas y personajes reales. Su relato no es un mito, sino una experiencia real. Dios vino al mundo y su llegada fue precedida por el último gran profeta: Juan Bautista. Él no esperó que Dios allanara los senderos, sino que interpeló al pueblo para que todos fueran parte activa. ¿Viene el Señor? Abre tu corazón, limpia tus intenciones, purifica tus obras. Vive esta esperanza con acciones concretas, en tu día a día. «Conviértete» es otra manera de decir: cambia tu estilo de vida, sé solidario, no te dejes arrastrar por la corriente consumista y deshumanizadora, que aturde las mentes y duerme las conciencias. Vive despierto y vive alegre, porque el Señor está cerca y te ama. No hay noche larga que no termine en una alborada. Deja que el sol de Dios amanezca en ti.  

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