Sofonías 2, 3, 3, 12-13
Salmo
1 Corintios 1, 26-31
Mateo 5, 1-12a
Quien quiera ganar su
vida, la perderá, y quien la pierda por mí y el evangelio, la ganará, dijo
Jesús en una ocasión. Hoy podríamos decir: quien sólo se busca a sí mismo, se
perderá; quien busque a Jesús lo encontrará, y también se encontrará a sí
mismo, y su vida renacerá.
Jesús enseña a sus
discípulos. Su pedagogía es muy clara: Jesús no engaña, no hace literatura ni
publicidad para convencer a nadie. Explica muy claramente los riesgos y dificultades
de seguirle, pero tampoco calla el resultado. Quien se arriesgue, ganará una
felicidad y una plenitud que nada ni nadie en la tierra puede otorgar. Alguien
dijo que las bienaventuranzas son «el mundo al revés». En realidad, son
sabiduría de Dios que a menudo choca con las tendencias de nuestro mundo.
El mundo es experto en
vender, por eso los eslóganes de los gurús del bienestar nos atraen y nos seducen
más que la crudeza del evangelio. Dios, en cambio, es experto en dar. No quiere
vendernos nada ni encandilarnos, por eso a veces rechazamos su camino. Sabemos
que al final hay una hermosa cumbre, ¡pero nos cuesta subir la pendiente!
Si tuviéramos que
trasladar a lenguaje de hoy las bienaventuranzas del evangelio quizás podríamos
oír algo así como…
El mundo dice: cree en ti
mismo y sé autosuficiente, y no necesitarás a nadie para ser feliz. Jesús dice:
feliz tú que reconoces con humildad quién eres y quién es Dios. Le llamarás en
tu necesidad, y él estará a tu lado.
El mundo dice:
esfuérzate, lucha por ser el mejor, compite por ser el primero, y tendrás
éxito. Jesús dice: no quieras competir ni pisar a nadie, sé dócil y coopera, y
todo el mundo será tu hogar.
El mundo dice: sé
optimista. Piensa en positivo, rechaza el dolor. Jesús dice: quien ama no se
librará de sufrir, pero no hay una sola lágrima derramada por amor que no sea
recogida por Dios.
El mundo dice: ámate a ti
mismo por encima de todo y no te pongas límites; tu deseo es la ley, toma lo
que deseas. Jesús dice: felices cuando ansiéis la justicia y os preocupéis por
los pobres y los desvalidos. Dios está con vosotros.
El mundo dice: que cada
uno cargue con lo suyo; tú defiende tus intereses y persigue tus metas. Jesús
te dice: sé solidario y ten compasión, y cuando necesites ayuda, otros te
apoyarán.
El mundo dice: Dios no
existe. Mira a tu alrededor, ¿dónde lo ves? Jesús te dice: aprende a escuchar
en el silencio y descubrirás a Dios en medio del mundo.
El mundo dice: protégete
del extranjero, marca territorio, pon barreras. Jesús dice: no construyas
muros, sino puentes; no busques las diferencias, sino la unidad.
¿Es el mundo al revés? No.
Lo que Jesús propone no es locura ni imposible: es el mundo donde se gesta el
reino de Dios. El mundo que todos, en el fondo del corazón, anhelamos y necesitamos
tanto como el aire para respirar. Es el mundo «a modo de vida»: rescatado del
mal y renacido. Un mundo que no se alcanza sin dolor, pero que trae en sí la
semilla de una perenne y profunda alegría.
2 comentarios:
Sin comentarios Padre Joaquín.
Su reflexión es impecable.
Muchas gracias.
Amemm, Dios habló conmigo en misnoraciones con Esa frase al reves..
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